Construyendo sentido de pertenencia por el territorio de Usme a través de la lectura

Resumen

El acto de educar pone de manifiesto pensar en el tipo de ciudadano que se desea formar para la sociedad y, a su vez, se pone en consideración el interrogante: ¿cuál es la finalidad de la educación? Por un lado, tenemos la opción de formar sujetos pasivos, receptores de información, con habilidades en la memorización de datos; lo cual nos lleva a pensar en una educación bancaria (Freire, 1970), donde los contenidos escolares son demasiados abstractos, inconexos e incomprensibles, puesto que estos se trabajan por asignaturas de forma aislada y parcelada, ajenos a la realidad del sujeto. De otro lado, está el reto de formar un sujeto que produzca conocimiento, con habilidades de pensamiento, capaz de hacer análisis, establecer relaciones y comparaciones con el mundo que lo rodea.

Bajo esta premisa, la educación enfrenta grandes retos en la práctica, como el abordar temáticas enmarcadas en situaciones reales y contextualizadas para que el aprendizaje adquiera un verdadero sentido y significado. Así, entonces, Hernández y Díaz (2012) refieren que el Aprendizaje Situado (AS) toma como base la realidad y que esta se puede transformar a partir de un aprendizaje colaborativo y reflexivo. Otro desafío que enfrenta la educación es que el currículo no solo pueda organizarse a través de asignaturas, sino que puede planificarse alrededor de unidades, problemas, preguntas, proyectos. De acuerdo con Carbonell Sebarroja (2015), el currículo también debe ser entendido como una alternativa para romper al enquistamiento de saberes y mantener un diálogo permanente con el contexto.